En esta ocasión, el escritor Antonio Enrique compartirá con el lector las experiencias y anécdotas íntimas surgidas a lo largo de su vida con diferentes personajes y personalidades del panorama cultural y social.
LOS MAMÍFEROS EXTRAÑOS
Los mamíferos extraños, basculante entre el ensayo y la novela, constituye no solo la relación de unos hechos biográfcos, sino en mayor medida la reflexión sobre los mismos. Estamos ante un primer volumen de memorias donde lo prioritario ha sido la disquisición sobre el destino, y por tanto abierto a los ámbitos del pensamiento en todas sus vertientes, desde lo filosófico a metafísico, lo biológico y sociológico, pero, sobre todo, la introspección psicológica y aun paranormal. Anécdotas y vivencias van desgranándose con amena sinceridad, en tanto que indagándose en asuntos acuciantes como los sueños, la transmisión del pensamiento, el mecanismo de los celos, las desdichas del amor y el aprendizaje de la vida, el sentido transcendente de la muerte y la posibilidad de reencarnación. Presencias y figuras inolvidables desfilan por estas páginas dejando su huella en el incipiente escritor de entonces. Libro controvertido, su heterodoxia puede que no convenza, pero, como en todos sus precedentes, seduce y da que pensar. De ahí su condición insólita. Sus planteamientos siempre van más allá de lo establecido por las normas convencionales.
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LECTURA DE NUBES EN EL CIELO
En Lectura de nubes en el cielo, segundo volumen de memorias tras Los mamíferos extraños, asistimos a una emotiva galería de personajes, muchos de ellos escritores no siempre reconocidos, que incidieron en la vida del autor. Son, por ello, a semejanza de las nubes en el cielo que se comunican con nosotros a
través de sus formas. Situaciones tantas veces regocijantes y lugares del pasado desfilan ante nuestros ojos con nostalgia, así como los paisajes de la infancia y mocedad, hábilmente combinados con el presente. Se trata, en definitiva, de una amable “conversación con los difuntos”, como en el preámbulo se afirma. Escrita
con desinhibición y sentido del humor, en estilo fluido y casi coloquial, el presente volumen no aspira sino a acompañar al lector con en el relato de estas “horas tardías” en las que la memoria, antes que acusar de nada, consuela sin herir y acaricia sin tocar. Pues, como también se afirma, “ya no se espera nada, pero no es causa de congoja”.
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LOS DÍAS QUE PARÓ EL MUNDO
Los días de la pandemia actúan de fondo a esta tercera entrega de las
presentes Memorias, a las que sirven de contrapunto los recuerdos de la
vida pasada, flashes emocionales unidos entre sí por un hilo imperceptible
pero real. Por eso estamos ante “casi una novela”, porque los personajes
reaparecen y la acción prosigue sin detenerse, personajes muchos de ellos
con nombre propio en la reciente historia de la literatura. Confesiones
íntimas y reflexiones comprometidas se alternan, trenzándose en torno a
los acontecimientos de aquellos días en que “paró el mundo”. Estamos,
asimismo, ante una metanovela, ya que en ella se narran los entresijos de
cómo fue haciéndose y gestándose. Los vecinos del autor, su círculo íntimo,
el latido de aquellos días, percuten en el argumento, que no es otro que el
de la vida cotidiana y la de tantos otros, en el pasado como en el presente