En Lectura de nubes en el cielo, segundo volumen de memorias tras Los mamíferos extraños, asistimos a una emotiva galería de personajes, muchos de ellos escritores no siempre reconocidos, que incidieron en la vida del autor. Son, por ello, a semejanza de las nubes en el cielo que se comunican con nosotros a
través de sus formas. Situaciones tantas veces regocijantes y lugares del pasado desvelan ante nuestros ojos con nostalgia, así como los paisajes de la infancia y mocedad, hábilmente combinados con el presente. Se trata, en definitiva, de una amable “conversación con los difuntos”, como en el preámbulo se arma. Escrita
con desinhibición y sentido del humor, en estilo ruido y casi coloquial, el presente volumen no aspira sino a acompañar al lector con en el relato de estas “horas tardías” en las que la memoria, antes que acusar de nada, consuela sin herir y acaricia sin tocar. Pues, como también se arma, ¨ya no se espera nada, pero no es causa de congoja¨.
En Lectura de nubes en el cielo, segundo volumen de memorias tras Los mamíferos extraños, asistimos a una emotiva galería de personajes, muchos de ellos escritores no siempre reconocidos, que incidieron en la vida del autor. Son, por ello, a semejanza de las nubes en el cielo que se comunican con nosotros a través de sus formas. Situaciones tantas veces regocijantes y lugares del pasado desvelan ante nuestros ojos con nostalgia, así como los paisajes de la infancia y mocedad, hábilmente combinados con el presente. Se trata, en definitiva, de una amable “conversación con los difuntos”, como en el preámbulo se arma. Escrita con desinhibición y sentido del humor, en estilo ruido y casi coloquial, el presente volumen no aspira sino a acompañar al lector con en el relato de estas “horas tardías” en las que la memoria, antes que acusar de nada, consuela sin herir y acaricia sin tocar. Pues, como también se arma, ¨ya no se espera nada, pero no es causa de congoja¨.
En Lectura de nubes en el cielo, segundo volumen de memorias tras Los mamíferos extraños, asistimos a una emotiva galería de personajes, muchos de ellos escritores no siempre reconocidos, que incidieron en la vida del autor. Son, por ello, a semejanza de las nubes en el cielo que se comunican con nosotros a
través de sus formas. Situaciones tantas veces regocijantes y lugares del pasado desvelan ante nuestros ojos con nostalgia, así como los paisajes de la infancia y mocedad, hábilmente combinados con el presente. Se trata, en definitiva, de una amable “conversación con los difuntos”, como en el preámbulo se arma. Escrita
con desinhibición y sentido del humor, en estilo ruido y casi coloquial, el presente volumen no aspira sino a acompañar al lector con en el relato de estas “horas tardías” en las que la memoria, antes que acusar de nada, consuela sin herir y acaricia sin tocar. Pues, como también se arma, ¨ya no se espera nada, pero no es causa de congoja¨.
EL AUTOR Granadino de 1953, publicó su primero de poesía, Poema de la Alhambra, en 1974, su primera novela, La Armónica Montaña, en 1986, y su primer libro de ensayo, Tratado de la Alhambra hermética, en 1988, los tres sobre Granada, libros a los que han seguido otros muchos, en los tres géneros. La Crítica ha destacado en él su personalísimo estilo y su visión heterodoxa del mundo. Retirado en Auadix, se ha dedicado incansablemente a iniciativas culturales, como el aula Abentofail de poesía y pensamiento, así como a la crítica literaria con cientos de comentarios. Consta en numerosas antologías. Presidente honorario del Instituto Iberoamericano de Estudios Andalusíes, pertenece a la Academia de Buenas Letras de su ciudad natal. En 2014 recibió la Medalla de Oro de la provincia de Granada. En 2016, la Fundación Andrés Bello le concedió el premio a la Obra Narrativa Completa.
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